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jueves, 30 de septiembre de 2010

Junot Díaz: “Pasa diez años escribiendo una novela y aprenderás algo sobre la humildad"

Junot Díaz: “Pasa diez años escribiendo una novela y aprenderás algo sobre la humildad”


RUTH HERRERA - 8/30/2008
Fuente: LISTIN DIARIO


SANTO DOMINGO.- No sé cómo suena su voz, sí oigo sus palabras escritas, duras, suaves, neutrales, de doble sentido. Lo dijo en una entrevista (una de sus tareas frecuentes en estos días, concederlas): el inglés es brutal, y es el idioma en que escribe; el español es íntimo, y es el que no domina.


Si vamos a juzgarle por sus palabras, por sus historias, Junot Díaz, el dominicano que acaba de lograr un premio Pulitzer por su novela “La breve y maravillosa vida de ”scar Wao” (Alfaguara, 2008), parece un hombre contradictorio, inmerso en el conflicto, en la desazón, en medio de dos razas. O es, sencillamente, un escritor exigente consigo mismo, que hurga en sus personajes y los exprime hasta sus últimas consecuencias. Tal como le ha tratado la vida.


De tu primera infancia en Villa Juana a enseñar escritura creativa a las “mentes brillantes” del MIT, dime algo que aprendiste en ese tránsito:
Es una pregunta enorme. Imagino que si algo he aprendido es que me llevo mejor con los jóvenes y los viejitos. Y que si alguien puede hacerte sonreír o lograr que la esperanza vuelva a tu vida, es un joven o un viejito.


Ya has aclarado que los diez años entre “Drown” y ”scar Wao se debieron a que escribes muy despacio y aplicándote la extrema autocrítica. ¿Fueron angustiosos esos años, qué monstruos tuviste que liquidar?

R. Sí, fueron años duros. Estaba deprimido gran parte del tiempo, pensé que nunca iba a terminar la novela. Pero también hubo buenos momentos. Tuve la oportunidad de viajar. Fui a Japón, viví seis meses en Amsterdam, un año en México. Fui dos veces a Cuba y dos a Australia.
Conocí a Juleyka Lantigua y a Tony Capellán, el más grande artista dominicano vivo, y ambos son mis amigos entrañables. Aprendí mucho sobre mí mismo. Es fácil ser buena gente cuando todo te sale bien, pero es difícil ser amable y agradable cuando todo lo que intentas termina en el zafacón. Aprendí a ser humilde. Una persona no puede parecer sencilla cuando está siendo entrevistada o cuando está en una gira de promoción de un libro, pero créeme, pasa diez años escribiendo una novela y aprenderás algo sobre la humildad.


P-Has comentado que ”scar Wao te llegó a la cabeza en una noche de tragos mexicana, pero, ¿sólo el nombre, derivado del escritor Oscar Wilde, o qué más?


R. Como dije: estaba viviendo en México. Quería estar donde Diego y Frida y Trotski y el Che y Pichirilo habían bebido tequila. Viví en un apartamento con fundas de basura por cortinas y todo lo que escribía era basura. Una noche que estaba con unos amigos la idea me llegó de repente. Shazam. Todo me vino aquella noche. El nombre de ”scar. Su carácter. Su familia De León-Cabral. Después de esa noche todo lo que tuve que hacer fue encontrar cómo contar la historia, y entonces, contarla. Eso me tomó ocho años.


P. ¿Trabajas con un plan o le dejas cancha a la improvisación?
R. Siempre tengo un plan. A la mayoría de la gente no le importa o no lo creería, pero la estructura de ”scar Wao es bastante compleja y requirió gran cantidad de ajustes. Mi inspiración (estructuralmente) vino de la película “Zardoz” y del ouroboro, la imagen mítica de una serpiente que se come su propia cola. De modo que sí, hay mucho trabajo puesto en esta vaina, pero también me esfuerzo en que mi escritura se sienta espontánea, improvisada.


¿Y de dónde salió esa imagen de Trujillo cayendo bajo las balas de sus matadores como un Tony Montana?
R. Vino de uno de mis parientes que, hablando sobre la muerte de Saddam Hussein, comentó: por lo menos Trujillo murió como un hombre. Fue una típica declaración machista, pero también me hizo reír e inspiró la descripción tipo Matrix de su muerte. El narrador Yunior odia a Trujillo pero por lo menos tiene que reconocer que el tipo mostró cierta valentía personal. Independiente de toda su maldad, al menos tuvo eso.


P.-En el caso de ”scar Wao, y luego de conocer algunos de tus libros favoritos (Texaco, Akira, Ceremony, Dhalgren, Dune), tu narrativa parece en buena medida construida a partir de la experiencia de un escritor-lector...


R.-No puedo imaginarme sin la literatura. Todos tenemos formas de sobrevivir a nuestra niñez. Yo sobreviví leyendo libros. Cuando leía un libro mi cara fea, la pobreza de mi familia y la promesa rota de Estados Unidos se alejaban. Finalmente ese mecanismo de escape (la lectura) llegó a ser algo más. Llegó a ser mi vida. O tuve suerte o me jodí.


P”Oscar Wao y Junot tienen algunos rasgos comunes. ¿Qué más hay de autobiográfico en esta novela?

R.-Lo más autobiográfico de esta novela es que todos los personajes jóvenes pertenecen a esta clase de juventud dominicana que no se ve en la propaganda turística: listo, culto, ‘raro’. Los ‘freakis’, los ‘cool’, los ‘nerdos’. ”scar pertenece a este grupo, y lo mismo le pasa a Yunior, a Lola y a muchos de los niños dominicanos con los que crecí. Nosotros no éramos los típicos ‘dominicanyorks’, ¡y vaya que nos lo hacían sentir nuestros pares!


P.-Tus personajes femeninos convencen, La Inca, Beli, Lola. Tal como le preguntan a las escritoras ñque se fastidianñ cuando crean buenos protagonistas masculinos, ¿cómo te metiste en el ser de tres mujeres, y tan distintas?
R.-No soy como algunos de mis ‘brothers’ dominicanos que viven fuera del país. A mí realmente me gusta la mujer dominicana y he estado con ellas toda mi vida. Si tú pasas cada día de tu vida rodeado de mujeres dominicanas, cada día (incluso cuando vivía en Amsterdam estaba saliendo con una dominicana), eventualmente eres capaz de escribir de ellas como personajes. Pero solo si trabajas muy duro y tus amigas dominicanas te ayudan a corregir tus errores. Pero fue mi niñez con mis dos hermanas, una que se escapó y otra que permaneció, lo que tuvo un impacto enorme en mí.


P.-La frase final de la novela evoca otra de una novela adaptada para al cine en 1979, con mucho éxito.
R-.Fue un homenaje en reversa a Joseph Conrad. Su protagonista, Marlowe, viaja al Corazón de las Tinieblas para descubrir “the horror, the horror”. ”scar viaja al Corazón de las Tinieblas de su familia, Santo Domingo, para descubrir “the beauty, the beauty”.


P.-¿Por qué has abrazado la causa de la explotación de los trabajadores haitianos en República Dominicana?
R.-Pensé que todos dominicanos estaban contra la explotación. Bueno, es una broma. Esto probablemente sonará aburrido para cualquiera que no tenga una vena activista en su cuerpo, pero también estoy contra la violencia doméstica, la prostitución infantil y la segregación de facto en la vida nocturna dominicana. Estoy en contra de los partidos políticos que confunden y desorganizan la vida cívica dominicana. ¿Por qué? No sé de dónde viene este impulso. Quizá sería más bonito que no me preocupara por nadie.
Pienso que me involucro en estas “causas” porque como dominicanos nosotros merecemos un mejor legado que el que estamos construyendo. Porque cuando los dominicanos estamos en nuestro mejor momento no tratamos de expulsar inmigrantes ni de culpar a los pobres de todos los problemas que hay en el mundo. Y seamos honestos: los que tenemos casas, carros, los que podemos salir a cenar cada vez que queramos, ¿para qué sirve nuestro privilegio si no tratamos de ayudar a la sociedad que hace posibles nuestros privilegios? En mi opinión, el privilegio es solo tolerable si se utiliza en mejorar nuestro mundo. (Por favor, no le envíes este artículo a mi madre. Me acusaría de comunista).


P.-¿Qué necesitas para escribir, para “inspirar las facultades” de la creación?
R. Largos periodos de tiempo en calma para trabajar. Muchos libros. Salir de noche con mis amigos. Gente nueva que comparta su vida conmigo.


P.-Como escritor, ¿vives la dicotomía entre las ideas y las personas?
R.-No siento mucho esa división. Mi dicotomía es que crecí pobre con los tígueres y me siento cómodo en ese ambiente, pero también tengo una vida intelectual y artística que me pone en un sector de la sociedad “rarificado” que no duraría cinco segundos andando con ese grupo de amigos.
Mi dicotomía es ser un dominicano que habla mal el español y conoce la capital mejor que dominicanos con un español excelente que viven con papi y mami en Piantini. Mi dicotomía es ser la persona de piel más oscura en mi familia y la más clara de todos mis amigos.


P.-Tal como lo hiciste en su momento con los precandidatos demócratas y el candidato republicano de Estados Unidos, ¿qué libro les recomendarías a Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Miguel Vargas?
R.-No les recomendaría ningún libro. Les daría pasaportes para que se fueran. Necesitamos algo nuevo para nuestro país. Estos partidos políticos tradicionales no están llenando las expectativas.

P.-¿Qué haces de hobby, que no sea leer?
R.-Adoro correr. Me encanta salir a bares y clubes, y estuve metido en el ambiente hiphop ‘underground’ de NYC por un tiempo. Soy un gran fanático del béisbol, así que veo a los Yankees, los Mets y los Medias Rojas cada vez que puedo. Aunque parezco un bruto cuando me conoces, sé mucho sobre películas extranjeras, las veo obsesivamente. Toda mi juventud trabajé en industrias, así que todavía disfruto del trabajo físico, y me relaja. Ni siquiera soy muy bueno jugando a intelectual de tiempo completo. Es triste.


P.-¿Cuál sería tu lugar ideal para un hipotético retiro en República Dominicana?

R.-Esa es una pregunta difícil. Todavía me quedo en la casa de mi familia en Villa Juana (Calle 21 forever!), pero a ninguno de mis amigos dominicanos de Estados Unidos le gusta visitarme allí. (Mis amigos dominicanos de la isla no le tienen miedo a Villa Juana.) Mi sueño sería vivir como el artista Tony Capellán, en la azotea de uno de los edificios frente al Parque Independencia. Eso me permitiría tener acceso a mis dos mundos: podría salir con la gente ‘cool’ a sus ‘lounges’ de la Zona y sacar tiempo con los tipos pobres que hay en el parque, que trabajan todo el día y toda la noche para ganarse un par de dólares.
junot Diaz

Tomado de:http://filosofandoyotrascosas.blogspot.com/2008/08/entrevista-junot-diaz.html

jueves, 2 de septiembre de 2010

Fuegia:Historia de una novela

Sacarse de encima la Historia


Cuando yo decidí escribir sobre los indios fueguinos fue por una historia. Siempre hay una historia, una historia que marca...Yo me encontré con la historia de Jimmy Button, John Mister, Boat Memory y Fuegia Vázquez de manera accidental como siempre pasan estas cosas. Yo tenía tantas ganas de escribir sobre los fueguinos como sobre los venusinos. Pero un día encontré esa historia, que es bastante conocida pero que tal vez alguno de ustedes no conozca. Y que es muy simple: cuando el capitán Fitz Roy andaba con el Beagle en esas navegaciones que eran mezcla de espionaje británico y de misión hidrográfica (nunca se sabía dónde terminaba el levantamiento de plantas y comenzaba el relevamiento político de las costas), y que permitían tener las únicas cartas confiables en el mundo (si uno no quería ahogarse tenía que navegar con una carta inglesa), un día, al llegar a las costas de Tierra del Fuego, le robaron una ballenera (uno de esos botes que usan los barcos para desembarcar). Como represalia secuestró a cuatro fueguinos a los cuales bautizó, como corresponde porque los nombres de los nativos eran bastante difíciles de pronunciar y uno no puede andar perdiendo tiempo. Jimmy Button, creo, porque lo cambiaron por un botón de saco; Boat Memory, en memoria del bote; John Mister, que debía tener unos veinte años y Fuegia Vázquez que era una chiquita. Fitz Roy estableció una buena relación con ellos. Los fueguinos, con ese oído tan necesario para sobrevivir en el bosque de Tierra del Fuego, eran muy maleables para aprender idiomas. Entonces al poco tiempo conversaban con Fitz Roy.
Fitz Roy un día, en un inglés, decidió llevárselos a Inglaterra para educarlos. Y los llevó a Inglaterra, se los presentó a la reina, a los periodistas, Los llevó al zoológico, les enseñó a tomar el té. Fuegia Vázquez se convirtió en una dama. Cortaba la torta, manejaba la vajilla. Fueron a la escuela, los vacunaron. Ahí partió el primero porque la vacuna lo liquidó.
Nueve meses después, no se sabe cómo, el alcahuete que tenían los capitanes ingleses que es el segundo a bordo, la descubrió a Fuegia Vázquez en una situación amorosa, no sé de qué calibre, con John Mister, y le contó a Fitz Roy. Y Fitz Roy tuvo una enorme furia, tal vez un desengarño amoroso (nadie sabrá nunca si la quería como a una hija o como a otra cosa) y decidió que ahí terminaba la experiencia inglesa. Los agarró, los metió de nuevo en el barco y Los trajo de regreso a Tierra del Fuego. En ese viaje venía Darwin que fue un testigo privilegiado de lo que ocurrió. Testigo de cuando Jimmy Button no salía a cubierta si no era con guantes y con galera. Fitz Roy, entonces, los trajo a Tierra del Fuego, los soltó y se fue, con la idea de que ellos podrían irradiar la cultura inglesa en las costas fueguinas y convertir esto en una Nueva Inglaterra, en un país como la gente.
A los dos años volvió Fitz Roy a ver qué había pasado. A ver qué había pasado con los guantes de Button... Un desastre. Estaban desnudos de nuevo, engrasados hasta las patas porque era lo que les permitía sobrevivir al aire frío. Un olor... Y eso que Fitz Roy les había enseñado que no debían ponerse grasa de lobo, sobre todo cuando tenían que saludar a la reina. Jimmy Button había matado a un par de misioneros. Y ahí terminó el experimento.
Entonces, claro, yo me dije: con esto hay que hacer una novela. Si uno lo considera de entrada con entusiasmo, ya está la novela hecha, dije. Escribirla es una pavada. Y ahí empezó mi problema.
Esta era la historia, una versión de la historia, pero una versión bastante aproximada de lo que fue la historia. Tendrá otras variantes. Esta es la variante romántica. Fitz Roy se enamoró de Fuegia Vázquez. Era un buen tipo, estableció buena relación con los fueguinos, se los llevó a Inglaterra, los mandó a la escuela, los vacunó, se los presentó a la reina, los trajo, los dejó...
Tenía tema, principio, remate. Todo. Y ése era el problema. Y de tal calibre que a medida que trabajaba advertí que nunca iba a poder escribir esta historia. Porque era historia. Y que si yo iba a escribir alguna novela sobre los fueguinos me tenía que olvidar prolijamente de la historia y escribir otra cosa. Y ahí empiezan los problemas para un escritor. No es fácil abordar el pasado. Y en eso Saer tenía razón cuando, respondiendo a alguien, dijo que nos dedicábamos al pasado porque no nos atrevíamos con el presente...
¿Cómo habla un fueguino? ¿Cómo hace el amor? ¿De qué habla con la mujer por las noches?
Yo tenía que contar un genocidio. La historia de un genocidio. Eso se me instaló como un objetivo difuso. No podía ser una novela de denuncia, no podía ser una novela de barricada, no podía ser un alegato, porque se iba a convertir en algo demasiado grosero. Tenía que contar el espíritu de lo que pasó. Y tenía que estar Fitz Roy ahí de alguna manera. Pero una sombra. Tampoco Jimmy Button. Y tampoco Tierra del Fuego. Y ya me quedaba sin nada. Me quedé sin la isla porque la isla no está mencionada en ningún momento. Fitz Roy tampoco está mencionado. Y Fuegia Vázquez sólamente está mencionada en el título.
...El problema para los escritores que nos aproximamos a la historia es cómo sacarnos de encima la historia...



[Fuegia: La isla de los guanacos...]



Charla de Eduardo Belgrano Rawson aparecida en "La Política y la Historia en la ficción argentina. ©1995 Centro de Publicaciones Universidad del Litoral, Santa Fe, Argentina