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viernes, 25 de septiembre de 2009

Efraim Medina

MI ESTUPIDEZ Y LA AJENA (2)
El poema es un cifra aproximada, una posibilidad abierta para los cojos del alma. Cualquiera puede escribir un poema porque cualquier cosa escrita podría ser un poema. Imaginen a un escualido hombrecito abatido que escribe en una hoja de cuaderno frases del estilo: La estrella azul escupe fuego en tu memoria/ el tiempo se detiene en un horizonte de árboles rojos/ y la ciudad se refleja en el asfalto... Después se pone un viejo abrigo, dobla la hoja y se la mete en el bolsillo y sentado en la barra de un sucio bar observa el vacío y piensa: Soy un poeta, soy mejor que el vacío. Debo escribir más sobre la estrella azul y los árboles rojos. Soy un genio, debo caerle a aquella nena, publicar un libro y salir a venderlo con ella. Debo fumar marihuana y comer hongos y publicar mi obra maestra que titularé La estrella azul entre los árboles rojos. Y mientras piensa el escualido hombrecito bebe vino con sabor a cartón hasta que las estrellas azules y los árboles rojos empiezan a girar en su mente. Quince días después, acompañado de una escualida chica, recorre las calles vendiendo su libro. Cada veinte pasos el poeta grita desesperado el título de su libro. En una esquina dos hombres les salen al paso ríendo.-Tienes razón, hermano-dice el más bajo-. Esos rojos son una manada de troncos.-Já-replica el otro-. Si los rojos andan mal tu "gallina azul" está en la física mierda.El poeta y su chica se miran sorprendidos. Ella ofrece los libros, pero los hombres se niegan a aceptarlos.-No cariño-dice el más bajo-, odio los libros tanto como a Santa Fe.-Son poemas-replica la chica ofendida.-¡Son poemas!-repiten con sorna los dos hombres y estallan en carcajadas.El poeta agarra a su chica por el brazo y la obliga a seguirlo. Mientras se alejan la chica le dice al poeta que tal vez aquel título no era el apropiado para su libro y éste piensa que quizá el mundo no está preparado aún para entender sus poemas. Al final de la tarde se sientan en la banca de un parque sin haber logrado vender el primer ejemplar de aquella obra maestra. La chica empieza a dudar de la genialidad del poeta y le pide explicarle el significado de sus poemas. El poeta se cabrea y le dice que los poemas no pueden explicarse, que son un tipo de conocimiento superior. Discuten y el poeta piensa que una chica tan insensible no es digna de acompañarlo en su aventura poética.*Santa Fe y Millonarios (conocido entre sus detractores como "la gallina azul") son dos precarios equipos de fútbol colombianos que usan camisetas rojas y azules respectivamente.
DE EFRAIM MEDINA
tomado de:http://entradalibre.org/index.php?module=pagemaster&PAGE_user_op=view_page&PAGE_id=89

viernes, 11 de septiembre de 2009

Decálogo de Thomas Pynchon

El decálogo de Thomas Pynchon

Escrito por: Jesús Ortega el 23 Oct 2008 -


Hay escritores que detestan ejercer de escritores. Creen que la obra literaria se explica por sí misma, que todo lo que tienen que decir está contenido en sus novelas o en sus poemas, y rechazan entrevistas, premios, homenajes y cualquiera de las sevicias que impone la vida literaria. Desdeñan venderse a sí mismos como peponas de feria, el arduo self-marketing, la laboriosa producción de la propia presencia que forma parte enojosa e inevitable del oficio de escritor y que a menudo exige más tiempo, energía y determinación que la construcción de la obra artística.
Si hay escritores que no escriben (los bartlebys), también hay escritores que sólo escriben; no se hacen fotografías, no opinan en la prensa, no acuden a universidades de verano, no presentan libros de otros, no forman parte de jurados ni comités ni academias. Los grados de este rechazo van desde el huraño y misántropo (Rafael Sánchez Ferlosio) al misterioso (Maurice Blanchot) o al tímido (Julien Gracq).
Este rechazo a ejercer de personaje público tiene ejemplos extremadamente coherentes y espectaculares (hay quien los llama "patológicos"): Cormac McCarthy, J. D. Salinger, Thomas Pynchon.
De Pynchon no se conoce ninguna fotografía en los últimos cuarenta años. Sus editores no le han visto nunca la cara, y si le han dado premios ha mandado a falsos pynchon a recogerlos. Dicen que vive en Long Island y que está casado con una agente literaria de Nueva York. Que adora México. Pynchon se ha convertido en un pesonaje de culto, y el misterio que lo envuelve da lugar constantemente a numerosos bulos y rumores.
Marketing paradójico: cuanto más ocultas tu presencia más expectación creas en torno a ella.
En el prólogo a su libro de cuentos Un lento aprendizaje, Pynchon desgrana algunas reflexiones sobre el arte de escribir a propósito de estos cuentos de juventud que el Pynchon maduro cree cargados de defectos; una suerte de breve y lúcida poética que condenso en forma de decálogo:
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Decálogo de Pynchon
1. Es erróneo comenzar con un tema, símbolo u otro agente unificador abstracto, y luego intentar que los personajes y acontecimientos se le adapten a la fuerza.
2. Sé demasiado conceptual, demasiado listo y remoto y tus personajes se morirán en la página.
3. Me guiaba por el lema "hazlo literario": un mal consejo.
4. Sin algún anclaje en la realidad humana, lo más probable es que uno se quede sólo con otro ejercicio de aprendiz.
5. Es una mala manera de escribir un relato: empezar con una acuñación termodinámica, los datos de una guía, y solo entonces intentar el desarrollo del argumento y los personajes. Esto es entenderlo todo al revés.
6. Entonces era joven, y me interesaba más confiar al papel una variedad de abusos, como el de escribir en un estilo recargado... Lo que puede ocurrir cuando uno emplea demasiado tiempo y energía sólo en las palabras.
7. Escribir sobre lo que se conoce. El problema es que en la juventud creemos saberlo todo, o mejor, desconocemos el alcance y estructura de nuestra ignorancia. Familiaricémonos con nuestra ignorancia, para no tener que echar a perder un buen relato.
8. Los aprendices, en todos los campos y épocas, desean ansiosamente ser viajeros.
9. El aprendizaje avanza continuamente.
10. Ya has practicado bastante. ¡Ahora escribe!
Tomado de: http://lacomunidad.elpais.com/jesusortega/2008/10/23/el-decalogo-thomas-pynchon

(THOMAS PYNCHON, Un lento aprendizaje, Barcelona, Tusquets, 1992. Traducción de Jordi Fibla)
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El escritor argentino Rodrigo Fresán tiene un magnífico artículo sobre Pynchon en el suplemento de libros del diario Página 12:
http://www.pagina12.com.ar/2000/suple/libros/00-09/00-09-03/nota.htm

sábado, 5 de septiembre de 2009

Semillero de Nuevos escritores

Semillero de nuevos escritores
Por los talleres de la Red Nacional de Escritura Creativa (Renata) han pasado 1.400 colombianos.
Tomado del tiempo.com/sep 04 de 2009
Carlos Restrepo.

Armada de morral y gorra, como cualquier primípara colegiala, doña Bernardita Trujillo, ama de casa de Medellín, decidió ingresar hace cuatro años a la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa (Renata) del Ministerio de Cultura. Hoy, a los 84, está orgullosa de publicar Los días tostados, su primer libro de poemas.

Holguer Cruz Bueno, docente de profesión y asistente a otro de estos talleres en Bucaramanga, se convirtió en un best seller en su pueblo, Piedecuesta (Santander). Luego de que su cuento Granadillas y flores amarillas fuera escogido para una antología de la Red, la Alcaldía de la población le ayudó a promoverlo y fue tal el éxito que alcanzó los 90 ejemplares vendidos.

"Renata es un apoyo fundamental para quienes estamos trabajando la literatura en las regiones", comenta Holguer, quien también es gestor cultural y replica su experiencia a través de un taller literario que fundó en la región.

Doña Bernardita y Holguer son dos de los más de 1.400 colombianos que han pasado por estos talleres de escritura creativa, desde el 2006. En la actualidad, este programa ha diseñado 43 talleres en 27 departamentos del país.

"Renata busca reflejar la diversidad étnica, cultural y geográfica del país. Allí se construyen las buenas bases del oficio de ser escritor", explica Melba Escobar, coordinadora del área de literatura del Ministerio de Cultura.

La funcionaria destaca que además de permitir la democratización de las artes para que "todo el mundo tenga derecho a tener una formación en el campo creativo", estos talleres han sido también un semillero de nuevos escritores que están surgiendo en las regiones y hasta laboratorios de paz.

Es el caso de una señora de Medellín que llegó a los talleres cuando decidió seguir el rastro de los ratos libres de su hijo médico, y así entender por qué lo habían asesinado. O el de un soldado herido, en Florencia (Caquetá), cuyo encuentro con la escritura fue una terapia definitiva en su proceso de recuperación.

"En general, mucha víctimas del conflicto han buscado refugio en estos talleres porque la escritura les ha servido para encontrarse en el mundo", destaca el escritor Nahum Montt, coordinador nacional del programa.

Montt cuenta que por Renata han pasado todo tipo de personas: amas de casa de todos los estratos, vendedores de películas piratas, mecánicos, estudiantes universitarios, desempleados, pensionados, presos, indígenas, dramaturgos, diseñadores, publicistas y hasta escritores que ya han publicado algún libro.

"Esto permite que la gente, a través de la literatura, mire hacia adentro, pero también encuentre que tiene muchas más historias en común con su compañero de lo que hubiera imaginado. Es como entrar a un mundo en donde la gente empieza a quitarse las máscaras", agrega Escobar.

Para cubrir la gran demanda de aspirantes, Renata trabaja en tres grandes programas: 'Palabras mayores' (para mayores de 65 años), 'Libertad bajo palabra' (en 10 cárceles del país) y 'Oralitura' (recuperación de la memoria de los pueblos indígenas).

"La apuesta de Renata es a largo plazo. Esperamos que muchos de los participantes terminen convirtiéndose en gestores literarios en sus regiones", dice Escobar, quien destaca que una de las metas, en los próximos dos años, es llegar a los cinco departamentos que faltan: Arauca, Amazonas, Vichada, Putumayo y Guainía.

¿Sobre qué escriben los colombianos?

El escritor Nahum Montt destaca lo interesante que ha sido descubrir las temáticas sobre las que escriben los colombianos, que están determinadas por el género del autor, su profesión o la influencia de la zona en donde viven.

"Todavía persiste esa creencia que estamos saltando del realismo mágico a lo urbano, o que estamos con tendencias hacia la literatura sicarial. Acá hemos logrado comprobar, a través del trabajo que ha realizado Renata, que tenemos una gran diversidad temática", explica Montt.

Aunque la impronta de la violencia es permanente, los tratamientos y manejos que se le da al tema son diversos. Los participantes exploran géneros que pasan por lo fantástico, lo histórico y lo romántico (al estilo Corín Tellado).

Montt agrega que mientras en La Guajira se trabaja el lenguaje de una manera musical, por su misma idiosincrasia y las imágenes que manejan, en Barranquilla se destacan más los relatos sobre lo cotidiano, con mayor preponderancia del cuento, a partir del trasfondo histórico migrante de esa ciudad. En Cereté (Córdoba), por ejemplo, se trabaja más la poesía.

Eso confrontado con los relatos que se hacen en los Llanos Orientales, que han tenido una marcada influencia del conflicto en los últimos años. "Un participante de San José del Guaviare escribió un relato titulado Las botas de Lucho, que cuenta la historia de una señora que se levanta en la mañana, limpia unas botas y las pone a secar. Y dice: 'esas son las botas de Lucho'. Allí se encierra toda la problemática que hay detrás", cuenta Montt.

Explica que, según el perfil del autor, las temáticas también adquieren ritmos diferentes. "Los pensionados escriben de una manera mucho más lenta, no se dejan presionar por el director del taller y sus relatos suelen estar cargados de reflexiones. Los adultos mayores en este país serían grandes editorialistas".

En cambio los jóvenes escriben relatos más veloces sobre temas urbanos y de rumba. Por su parte, las mujeres son un tanto más moralistas, agrega el coordinador. Las que se encuentran entre los 40 y 50 años, se concentran más en la lucha feminista y en los dramas románticos.